18. Astrología
¿Puede una escritura fragmentada ser la mejor opción para la semana que pasó? La palabra que toca es “astrología”. Derivar del ojo del universo -como es arriba es abajo- y su sintonía mágica en un puñado de palabras interrumpidas, o ajenas pero apropiadas, o lejanas en el tiempo… ¿no roza al menos la impostura?
Es lo que hay.
Poco escrito y mucho leído esta semana. Mucho leído sobre poco, releído sobre lo mismo. ¿No es la lectura y la escritura un solo acto? ¿Importa quién hace qué o cuándo? (Acabo de recordar que Natalie Goldberg señala que las mujeres en general llenamos de preguntas nuestros escritos, como si tuviéramos timidez de afirmar lo que pensamos. ¿Qué pasa si saco los signos? ¿Qué digo?).
Digo. Saco los signos. La lectura y la escritura es un solo acto. No importa quién hace qué o cuándo. (¿Quién soy para afirmar esto?)
Soy para afirmar esto.
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"Nadie puede substraerse a la creencia en el poder mágico de las palabras. Ni siquiera aquellos que desconfían de ellas. La reserva ante el lenguaje es una actitud intelectual. Sólo en ciertos momentos medimos y pesamos las palabras; pasado ese instante, les devolvemos su crédito. La confianza ante el lenguaje es la actitud espontánea y original del hombre: las cosas son su nombre. La fe en el poder de las palabras es una reminiscencia de nuestras creencias más antiguas: la naturaleza está animada; cada objeto posee una vida propia; las palabras, que son los dobles del mundo objetivo, también están animadas. El lenguaje, como el universo, es un mundo de llamadas y respuestas; flujo y reflujo, unión y separación, inspiración y espiración. Unas palabras se atraen, otras se repelen y todas se corresponden. El habla es un conjunto de seres vivos, movidos por ritmos semejantes a los que rigen a los astros y las plantas." / / / / /
Todas las citas son de Octavio. Hemos logrado tanta intimidad esta semana que me cuesta agregar el apellido. Yo quería leer sus poemas, y él me tiró por la cabeza todos sus ensayos sobre poesía (encontré el volumen I de sus obras completas). Claro, Paz. Octavio Paz. (Eso quedó muy Bond). No pude sustraerme. Cada mañana, con el cuaderno rojo en la mesa de luz, la lapicera lista, mi mano se dirigía rápido a la tablet a seguir la lectura. Todas las citas son del libro “El arco y la lira”. Todas de la sección titulada “El ritmo”. Cosmos.
/ / / / / "El lenguaje es el hombre, pero es algo más. Tal podría ser el punto de partida de una inquisición sobre estas turbadoras propiedades de las palabras. Pero el poeta no se pregunta cómo está hecho el lenguaje y si ese dinamismo es suyo o sólo es reflejo. Con el pragmatismo inocente de todos los creadores, verifica un hecho y lo utiliza: las palabras llegan y se juntan sin que nadie las llame; y estas reuniones y separaciones no son hijas del puro azar: un orden rige las afinidades y las repulsiones. En el fondo de todo fenómeno verbal hay un ritmo. Las palabras se juntan y separan atendiendo a ciertos principios rítmicos. Si el lenguaje es un continuo vaivén de frases y asociaciones verbales regido por un ritmo secreto, la reproducción de ese ritmo nos dará poder sobre las palabras. El dinamismo del lenguaje lleva al poeta a crear su universo verbal utilizando las mismas fuerzas de atracción y repulsión. El poeta crea por analogía. Su modelo es el ritmo que mueve a todo idioma. El ritmo es un imán. Al reproducirlo —por medio de metros, rimas, aliteraciones, paronomasias y otros procedimientos— convoca las palabras. A la esterilidad sucede un estado de abundancia verbal; abiertas las esclusas interiores, las frases brotan como chorros o surtidores. Lo difícil, dice Gabriela Mistral,no es encontrar rimas sino evitar su abundancia. La creación poética consiste, en buena parte, en esta voluntaria utilización del ritmo como agente de seducción."
/ / / / / Abro al azar un libro y leo “La organización del cosmos humano”. Me dicen que cosmética tiene la misma raíz que cosmos, algo que jamás se me hubiera ocurrido. ¿Por qué? Porque kosmós, en griego, quiere decir ORDEN… (si reencarno me voy a dedicar a la etimología) …y para los griegos, el ORDEN es belleza, todo lo que está ordenado, en el sentido de equilibrado, armonioso, es bello. (La etimología es lo más, totalmente). La cosmética, es una técnica de la belleza. (Y los griegos son capos, también, hay que decirlo). De golpe me vi vendiendo Avon con estos argumentos. / / / / / "La operación poética no es diversa del conjuro, el hechizo y otros procedimientos de la magia. Y la actitud del poeta es muy semejante a la del mago. Los dos utilizan el principio de analogía; los dos proceden con fines utilitarios e inmediatos: no se preguntan qué es el idioma o la naturaleza, sino que se sirven de ellos para sus propios fines. No es difícil añadir otra nota: magos y poetas, a diferencia de filósofos, técnicos y sabios, extraen sus poderes de sí mismos. Para obrar no les basta poseer una suma de conocimientos, como ocurre con un físico o con un chofer. Toda operación mágica requiere una fuerza interior, lograda a través de un penoso esfuerzo de purificación. Las fuentes del poder mágico son dobles: las fórmulas y demás métodos de encantamiento, y la fuerza psíquica del encantador, su afinación espiritual que le permite acordar su ritmo con el del cosmos. Lo mismo ocurre con el poeta. El lenguaje del poema está en él y sólo a él se le revela. La revelación poética implica una búsqueda interior. Búsqueda que no se parece en nada a la introspección o al análisis; más que búsqueda, actividad psíquica capaz de provocar la pasividad propicia a la aparición de las imágenes." / / / / / ¿Qué estoy diciendo? ¿Hacer poesía es como hacer astrología? "Muy característicos de la cultura bizantina son los libros de astrología, alquimia, oráculos, enigmas, magia y oniromancia" (Google, con sólo poner la palabrita). Bizantino, según Wordreference.com es enredoso, enrevesado, sutil. La palabra como astro, la lengua como sistema sutil, enrevesado, enredoso. Cada cual su propio planeta y vinculándose, recalculando, repitiendo la luz y la oscuridad de la luna, replicándose. Armonía y belleza a raudales, propicia, a mano, dispuesta, simple, ahí. Verlo y querer que sea visto. Tomarlo y necesitar ser tomada. Seguí vos, Octavio. / / / / / "La ambivalencia de la magia puede condensarse así: por una parte, trata de poner al hombre en relación viva con el cosmos, y en este sentido es una suerte de comunión universal; por la otra, su ejercicio no implica sino la búsqueda del poder. El ¿para qué? es una pregunta que la magia no se hace y que no puede contestar sin transformarse en otra cosa: religión, filosofía, filantropía. En suma, la magia es una concepción del mundo pero no es una idea del hombre. De ahí que el mago sea una figura desgarrada entre su comunicación con las fuerzas cósmicas y su imposibilidad de llegar al hombre, excepto como una de esas fuerzas. La magia afirma la fraternidad de la vida —una misma corriente recorre el universo— y niega la fraternidad de los hombres. Ciertas creaciones poéticas modernas están habitadas por la misma tensión. La obra de Mallarmé es, acaso, el ejemplo máximo. Jamás las palabras han estado más cargadas y plenas de sí mismas; tanto, que apenas si las reconocemos, como esas flores tropicales negras a fuerza de encarnadas. Cada palabra es vertiginosa, tal es su claridad. Pero es una claridad mineral: nos refleja y nos abisma, sin que nos refresque o caliente. Un lenguaje a tal punto excelso merecía la prueba de fuego del teatro. Sólo en la escena podría haberse consumido y consumado plenamente y, así, encarnar de veras. Mallarmé lo intentó. No sólo nos ha dejado varios fragmentos poéticos que son tentativas teatrales, sino una reflexión sobre ese imposible y soñado teatro. Mas no hay teatro sin palabra poética común. La tensión del lenguaje poético de Mallarmé se consume en ella misma. Su mito no es filantrópico; no es Prometeo, el que da fuego a los hombres, sino Igitur: el que se contempla a sí mismo. Su claridad acaba por incendiarlo. La flecha se vuelve contra el que la dispara, cuando el blanco es nuestra propia imagen interrogante. La grandeza de Mallarmé no consiste nada más en su tentativa por crear un lenguaje que fuese el doble mágico del universo —la Obra concebida como un Cosmos— sino sobre todo en la conciencia de la imposibilidad de transformar ese lenguaje en teatro, en diálogo con el hombre. Si la obra no se resuelve en teatro, no le queda otra alternativa que desembocar en la página en blanco. El acto mágico se trasmuta en suicidio. Por el camino del lenguaje mágico el poeta francés llega al silencio. Pero todo silencio humano contiene un habla. Callamos, decía sor Juana, no porque no tengamos nada que decir, sino porque no sabemos cómo decir todo lo que quisiéramos decir. El silencio humano es un callar y, por tanto, es implícita comunicación, sentido latente. El silencio de Mallarmé nos dice nada, que no es lo mismo que nada decir. Es el silencio anterior al silencio."
El año pasado me hice la carta natal. Soy Leo, con ascendente en Virgo. Nací un miércoles a las 8:25 am. Mi luna, casi llena (sólo le faltan unas horas para la luz total) está en Acuario. Eso genera predicciones, que no me interesan, y gratamente tampoco le interesan demasiado a mi consejera astrológica. Lo que a ella le importa, y a mí, es una especie de mapa de lo que se supone son las energías del momento de mi nacimiento y sobre todo su poderoso carácter simbólico, acuñado a través de los siglos. (Sí, los siglos). Y yo acepto escuchar una sorprendente radiografía, que suma claridad, que pone en palabras cosas que siempre supe, pero que no había logrado manifestar. También me dice (y no entiendo cómo ni por qué pero estoy atenta) que en este período, mi palabra es “vislumbre”. Jamás rechazaría una palabra, y menos que menos esta, que viene del latín vix, apenas, y lumināre, alumbrar. Ahora me doy cuenta que desde el viernes pienso en otra palabra, “asombro” (que no viene del latín, sino que es una creación moderna a partir de la palabra sombra, cuya idea según http://etimologias.dechile.net“(…)sería la de “sacar (a alguien) de lo oscuro”, “exponerle a la luz”, “sorprender a alguien con una cualidad que se ignoraba o que se suponía menor o distinta”. Octavio, dame una mano, por favor, te toca. / / / / / "El ritmo provoca una expectación, suscita un anhelar. Si se interrumpe, sentimos un choque. Algo se ha roto. Si continúa, esperamos algo que no acertamos a nombrar. El ritmo engendra en nosotros una disposición de ánimo que sólo podrá calmarse cuando sobrevenga «algo». Nos coloca en actitud de espera. Sentimos que el ritmo es un ir hacia algo, aunque no sepamos qué pueda ser ese algo. Todo ritmo es sentido de algo. Así pues, el ritmo no es exclusivamente una medida vacía de contenido sino una dirección, un sentido. El ritmo no es medida, sino tiempo original. La medida no es tiempo sino manera de calcularlo. Heidegger ha mostrado que toda medida es una «forma de hacer presente el tiempo». Calendarios y relojes son maneras de marcar nuestros pasos. Esta presentación implica una reducción o abstracción del tiempo original: el reloj presenta al tiempo y para presentarlo lo divide en porciones iguales y carentes de sentido. La temporalidad —que es el hombre mismo y que, por tanto, da sentido a lo que toca— es anterior a la presentación y lo que la hace posible." / / / / / 30 de octubre de 2015 / 00:34 hs Un perro negro y un gato blanco. Eso vi en la calle antes de conocer a M., que estaba a punto de mostrarme mi carta natal. El mundo se abre, soy un ojo atento a todos los movimientos del universo y estoy abrumada. No tuve un buen día. Algo empiezo a entender ahora, después de ver “Tomorrowland”. Otra vez siento conexiones en todo, armonía. El perro negro y el gato blanco. Sin manchas. ¿A quién le doy de comer? A los dos, seguro, sin duda. No puedo dejar morir al hambriento. Quizás eso es el equilibrio. Hay un efecto altamente catalizador en la sesión con mi consejera astrológica. No puedo creer lo que digo mientras lo digo con firmeza. Un reposicionamiento, un recálculo (ya había visto su llamado, ya estaba atenta). Estoy sola, no importa cuánto insista. Tengo que respetar eso y cederme mi propia confianza. Trabajar en la utopía, no sólo en las fantasías distópicas. And now we wait. Caminar, metabolizar, dar impulso (no hablar de las hormonas, mi química no está separada de mí). Mi proyecto me pertenece y la presión de lo crucial me hace daño, me lastima. Creo que si dejo de buscar firmemente voy a toparme con lo que me está esperando (como en el nacimiento anhelado por mis padres, tiempo que sumo, al que me sumo en la espera de manera mitológica desde siempre, yo en mi estrella). Esta necesitad depurativa en los renglones se ha recuperado en plenitud. ¿Por qué las cosas van y vienen con tanta constancia inconstante? La estructura de los vínculos es un punto de revisión total. No puedo forzar a que me acompañen y no voy a lograrlo. Tengo que persistir, como buena “dreamer”. Cuando supero el bajón es muy placentero salir no sólo de él sino del estado primordial de apuntar constantemente a la euforia. Debe ser lo más parecido al término medio que conozco, de ahí la alegría. Ensayo y error. Ensayo y emoción. El perro negro y el gato blanco. Los dos comen. Trabajar con humildad tiene que ser la respuesta a estos estados. Hubo predicción, fueron advertidos. No es lanzándome a la molicie como voy a entender nada. Ni a evitar la imagen del dolor. Debería pensar distinto sin rendirme. Elegir que la afirmación se transforme en una herramienta de factibilidad. Elijo elegir. No fue momento estructural y no sé si lo será. La Greta corrió escapando del Tincho y subió a toda velocidad torpe a la cómoda. Desparramó el reloj. No es tiempo, parece afirmar. Fue linda la película. También me gustó mucho “Cloud Atlas”. Estoy sola pero no lo estoy para nada. No es tiempo de conexión binorma :-p Es NORMA simple lo que tengo que imponer a mi propio albedrío (no tengo idea de cómo construí esa frase). Está bien darme descanso pero tengo que ser cautelosa y escapar de los atracones, de mis últimas adicciones (lo sabés y si lo llevás a las últimas consecuencias será fácil abandonar lo espurio, estás cerca). Me felicito al fin del día y tomo mi brebaje. Estoy cerca. / / / / / "El ritmo es sentido y dice «algo». Así, su contenido verbal o ideológico no es separable. Aquello que dicen las palabras del poeta ya está diciéndolo el ritmo en que se apoyan esas palabras. Y más: esas palabras surgen naturalmente del ritmo, como la flor del tallo. La relación entre ritmo y palabra poética no es distinta a la que reina entre danza y ritmo musical: no se puede decir que el ritmo es la representación sonora de la danza; tampoco que el baile sea la traducción corporal del ritmo. Todos los bailes son ritmos; todos los ritmos, bailes. En el ritmo está ya la danza; y a la inversa. Rituales y relatos míticos muestran que es imposible disociar al ritmo de su sentido. El ritmo fue un procedimiento mágico con una finalidad inmediata: encantar y aprisionar ciertas fuerzas, exorcizar otras. Asimismo, sirvió para conmemorar o, más exactamente, para reproducir ciertos mitos: la aparición de un demonio o la llegada de un dios, el fin de un tiempo o el comienzo de otro. Doble del ritmo cósmico, era una fuerza creadora, en el sentido literal de la palabra, capaz de producir lo que el hombre deseaba: el descenso de la lluvia, la abundancia de la caza o la muerte del enemigo. La danza contenía ya, en germen, la representación; el baile y la pantomima eran también un drama y una ceremonia: un ritual. El ritmo era un rito. Sabemos, por otra parte, que rito y mito son realidades inseparables. En todo cuento mítico se descubre la presencia del rito, porque el relato no es sino la traducción en palabras de la ceremonia ritual: el mito cuenta o describe el rito. Y el rito actualiza el relato; por medio de danzas y ceremonias el mito encarna y se repite: el héroe vuelve una vez más entre los hombres y vence a los demonios, se cubre de verdor la tierra y aparece el rostro radiante de la desenterrada, el tiempo que acaba renace e inicia un nuevo ciclo. El relato y su representación son inseparables. Ambos se encuentran ya en el ritmo, que es drama y danza, mito y rito, relato y ceremonia. La doble realidad del mito y del rito se apoya en el ritmo, que los contiene. De nuevo se hace patente que, lejos de ser medida vacía y abstracta, el ritmo es inseparable de un contenido concreto. Otro tanto ocurre con el ritmo verbal: la frase o «idea poética» no precede al ritmo, ni éste a aquélla. Ambos son la misma cosa. En el verso ya late la frase y su posible significación. Por eso hay metros heroicos y ligeros, danzantes y solemnes, alegres y fúnebres. El ritmo no es medida: es visión del mundo. Calendarios, moral, política, técnica, artes, filosofías, todo, en fin, lo que llamamos cultura hunde sus raíces en el ritmo. Él es la fuente de todas nuestras creaciones. Ritmos binarios o terciarios, antagónicos o cíclicos alimentan las instituciones, las creencias, las artes y las filosofías. La historia misma es ritmo. Y cada civilización puede reducirse al desarrollo de un ritmo primordial. Los antiguos chinos veían (acaso sea más exacto decir: oían) al universo como la cíclica combinación de dos ritmos: «Una vez Yin — otra vez Yang: eso es el Tao». Yin y Yang no son ideas, al menos en el sentido occidental de la palabra, según observa Granet; tampoco son meros sonidos y notas: son emblemas, imágenes que contienen una representación concreta del universo. Dotados de un dinamismo creador de realidades, Yin y Yang se alternan y alternándose engendran la totalidad. En esa totalidad nada ha sido suprimido ni abstraído; cada aspecto está presente, vivo y sin perder sus particularidades. Yin es el invierno, la estación de las mujeres, la casa y la sombra. Su símbolo es la puerta, lo cerrado y escondido que madura en la oscuridad. Yang es la luz, los trabajos agrícolas, la caza y la pesca, el aire libre, el tiempo de los hombres, abierto. Calor y frío, luz y oscuridad; «tiempo de plenitud y tiempo de decrepitud: tiempo masculino y tiempo femenino —un aspecto dragón y un aspecto serpiente—, tal es la vida».
La actual gurú astrológica de las redes sociales, con sede en Miami, describe en una imagen de Instagram la energía disponible para la semana entrante. “Los trinos de tierra que son sinónimo de oportunidad para crear estabilidad están a todo dar. Hay mucho que podemos recuperar, corregir, apreciar y avanzar (sí, incluso con retrógrados) pero si tus deseos aún están a disposición del ego, puedes sabotear todo de nuevo. (…) Por eso, deja que las cosas florezcan a su ritmo ¡sana restricción!” Lo dice textualmente, hay regalo en la sana restricción. (A veces es creer o reventar.). La verdad, debo decir que está bien. Es un texto con buen ritmo, y refuerza para mí el sentido de armonía, dado que la lista que hice en diciembre cuando inicié este blogario tiene para la semana próxima (que empieza en pocas horas y es la diecinueve) como palabra guía “meditación”. Que viene del latín meditatio y significa “acción y efecto de pensar antes de actuar”. Se ve que voy a tener mucho trabajo.