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52. Meta


Había una vez una lista con 52 palabras, o frases, o preguntas. Nació por generación espontánea, hija de las ganas de tener un blog y de no saber sobre qué hacerlo. Nació del montón de cosas que me interesan o me interpelan o me rondan por la cabeza, ya sea consciente o inconscientemente. Era el último día del año pasado y la escribí. Así. De punta a punta. Porque quise. Porque se me antojó. Y busqué una foto muy preciosa y brillante de un teclado de máquina de escribir, y asumí públicamente el compromiso de postear semana a semana a partir de cada una de esas 52 palabras. Y ya casi que lo hice.

Hoy le toca a la 52, meta. No es gran cosa, para nada. Pero para mí fue absolutamente extraordinario. Y grato. Y difícil. Y me cansé, y me alenté, y me embolé y me maravillé. Por eso busqué una foto, no, mentira, encontré una foto, no, tampoco, una foto muy gastada y traqueteada de una máquina de escribir me encontró a mí. La vi y me dijo que era la imagen de cierre de este juego que jugué con toda la seriedad de la que soy capaz (como cada juego que juego, como cada juego que merece la pena ser jugado). Punto final es sinónimo de nostalgia, y si. Pero este es un post zanahoria. Meta, meta, ahí estás o estabas, haciéndome correr hacia vos, meta correr a la meta. Es gracioso, alcanzarla por un momento confunde. Hace creer en los objetivos cuando la verdad, la felicidad y el amor están en el paisaje, en el proceso, en el viaje y no en el destino. O el destino es el viaje, que es lo mismo pero no es igual.

Ahora vendrá otro tiempo, más maduro, o sereno, o crítico. Porque por más reduccionismo o esquematismo del que me precie en este momento, lo cierto es que escribir es reescribir. Escupir o estornudar palabras primero, para después mirarlas fijo hasta encontrar su centro. Y la lista no permitía la secuencia completa, la lista los tenía de rehenes cada domingo, rehenes invisibles de mi compromiso de estar más o menos a tiempo, con lo que fuera que pudiera sacar de mí a partir de una palabra. Uff, cuando digo que estoy agradecida lo digo en serio. Escribir no es esto. O sí, lo es, pero en parte. Prácticamente tuve que suspender a mi "editor interno" para que este proyecto pudiera llevarse a cabo. Hay muy poco cuidado de, digamos, "post producción", casi casi nulo. Hay un aprendizaje de destilarse, de dejarse llevar, de incorporarse en lo escrito para arrancarle lo mejor que se pueda a lo primero que sale. Pero una semana es poco, poquísimo tiempo. No hay distancia. No hay tiempo suficiente.

El Blogario52 ha sido pura acción. Y abrió algo parecido a Mis Blogorias. Yo siento que hay un libro metido acá dentro, tuve esa intuición en algún momento del año (eso quedó registrado, al repasarlo voy a poder reconstruir esa sensación). Porque esta cosa personal y pública, esta narrativa de mí misma es pura huella. No lo digo porque se me acaba de ocurrir, nop, en realidad estaba pispeando el primer post que voy a reseñar como la ¿tradición? de mitad de año señala. Porque a fin del primer semestre me tomé el tiempo de leer cada cosa escrita y dar una impresión sobre lo que ahí encontraba (nunca esperen sinopsis o resúmenes de mi parte, no vengo con esa glándula). Así que justo es que el segundo semestre, tan vapuleado durante este 2016, tenga su atención y su espacio. Allá voy, ahí estoy a punto de adentrarme hoy, 31 de diciembre, último día del año. Y la primera palabra que me toca es "Investigación" y sobre las huellas de mí misma hablo. No es casual. Nada. Nunca. Menos que menos tratándose de esta lista.

Tengo nuevas ideas y proyectos, si. Algo, poquísimo, de esta dinámica voy a conservar porque me aquerencié, pero nunca con este ritmo fogoso de publicación. Es de una exposición un poco espeluznante. Estos 52 momentos se han conformado como el límite de mi vulnerabilidad. Lo digo por los tiempos mínimos de elaboración, no porque una no pueda hasta descarnarse en lo ultra meditado. Acá lo que jugó fue la daga de la imperfección pendiendo constantemente sobre la cabeza, y para mi personalidad fue durísimo. Aunque es incuestionable que este ejercicio me puso en órbita y es un aprendizaje que voy a atesorar siempre.

Estoy a punto de ponerme solemne, ya me di cuenta. Mejor paso a trabajar como estaba previsto y si me queda algo medio mamengue para cerrar lo estornudo al final del post.

JULIO

Falto por primera vez a la cita en el año. No posteo el domingo. No lo hago porque vomito flores. Entiendo que revisitar las propias huellas es dar cuenta de la perseverancia del deseo. Cuatro párrafos de la punta del iceberg de una crisis pampa no dicen nada, pero dicen todo. Mi vómito es mío, y mis flores también lo son.

El algo de mi vida o de cómo el amor es cualquier cosa menos lo que se escribe en las tarjetas. Darse el permiso de ser mejores. El deseo puro de ser como pueda. Quererse para un siempre que no existe. Ser mi constante, tu constante. Y K. D. Lang, por supuesto.

La mayoría de la gente sigue adelante, pero el corazón de Sarah está lleno de oscuridad. Leerla. Abrazar a Sarah. Pobre amor. Leerla y llenar el post de imágenes. Leerla. La vida ocurre.

AGOSTO

Poesía.

32. Corticoide

Profecía autocumplida: escribo el post enferma. Me pongo escatalógica porque la descompensacion es intestinal, y me pregunto si hace falta contar estas cosas. Primero por la caca, después por las hemorroides. (Es mi post más corporal este me parece). ¿Es desagradable decir que se tiene un problema en el culo porque está en el culo o porque es un problema? Encuentro detalles que me parece podrían ser las cacas de la escritura. Lo que buscamos afuera está en nosotros.

La puntuación se va al garete (y mi idea de que lo escatológico es lo más corporal también, puedo casi leer mi cuerpo en ese texto). Tengo la intuición de que no arrepentirse de nada es algo característico de la niñez. Recuerdo los momentos en los que entendía el cielos y que cuando lo toco es cuando toco tierra verdadera. Soy mi mano derecha, o mis dos manos, según cómo escriba. Me quemo por propia voluntad. Mi mano derecha ve que la maltrato y que me olvido de mí a medida que pasa la tarde. Todo es impulso, todo es no filtrar. Crudo, bien crudo.

SEPTIEMBRE

Poesía.

Una preciosa cita de Cortázar, en la que un pedazo de vida entra entre dos medialunas.

Mi falta total de incorporación de hábitos: parecerme a la Cati y sus 15 días para siempre. A veces funciona, a veces no, de a ratos. En lugar de hábitos yo con suerte establezco y mantengo dinámicas. ¿Qué tiene que ver con campamento? Que cuando era prolija, en abril, y escribía todos los días, había hecho algo al respecto que reservé. Así que lo copio. Piglia y el relato o la vida.

Poesía.

A medida que avanzo en el avance de lo imperfecto recupero el pulso de escribir a mano. (Hablo del proyecto de instalar un toldo en mi flamante estudio vidriado porque empezó el calor, ya estamos en primavera. Leo esto hoy 31 de diciembre y recién AYER pudimos cerrar con un experto que con suerte lo va a instalar a fines de la semana que viene. Ya sé que nada que ver, pero el registro de estas cosas impresiona, esta posibilidad de seguir finito finito así lo cotidiano, es un gusto que me viene de papi que dejaba constancia de todo por todos lados. Se termina este Blogario y yo nunca conté que una vez, hace muchos años (no sé cuántos porque no lo registré) S. se puso a pintar mi mesa de luz, la histórica, la que me acompañó siempre. Y al darla vuelta quedó en evidencia que eso lo había hecho "Papi para Normita" y que era mi cumple, el de 4 añitos. Cada vez que me acuerdo me emociono. ¿Seguro que no conté esto ya? Me puse digresiva mal, esto de síntesis las pelotas, menos mal que es simultaneidad de proyectos entonces da para cualquier cosa). ¿Qué somos? ¿Paralelos o secuenciales? Oh, no. Me pongo a enunciar mis proyectos, que procrastiné cuidadosamente, glup. / Mi primera entrevista como escritora gracias a Amapola Cósmica <3 **Ahí está, ahí me doy cuenta que esto es un libro, tiempo real, mucha escritura en tiempo real**

OCTUBRE

39. E N T U S I A S M O

Enardecer(se). Llevar un dios adentro. Algunos devaneos etimológicos después explico que yo no creo pero tampoco creo en no creer en dios, y que cuando en su lugar me hablás de energía se me facilitan un poco las cosas. Bancarme 51 añitos de entusiasmo (pila, pila, pila). Todo empieza a cada rato, te querés comer el mundo. / Ir hacia las cosas por curiosidad, nunca por miedo. Mi encuentro con dios favorecido por el terror por inducción. / Yo creo, pero de crear. / Y tengo un atraso pampa en el Blogario. También hay cosas urgentes como salir a la calle por #NiUnaMenos. Un poema para eso.

Un paseo visual por la historia "herramientil" de la humanidad. Con algo de final, qué se yo, ponele, "abierto". Un robo, bah, estaba atrasadísima y metí varios posts seguidos. No sabía qué escribir así que zafé. Tampoco está tan mal, eh, tiene su punto. Me parece. No sé.

Sacando post a dos manos se llama esto. Publicado el mismo día del anterior y del siguiente. Y acá la cosa salió mejor porque apelé a un intercesor de lujo. Además del apuro por levantar el atraso estaba ese plural entre paréntesis, que podría haber disparado quién sabe qué otras cosas en otras circunstancias. Pues en esta pensé enseguida en Rayuela, que termina en la primera parte, en la segunda, y encima en la del tablero tiene un final que remite a otro que remite al anterior y así para siempre. Bueno, es eso. Son esas palabras. Las cosas terminan ahí donde uno las deja o donde nos dejan pero no parece que se trate de un solo tiempo y lugar. Gracias Julio, te queremos tanto.

Poesía.

43. Amor

Que no sé lo que es, que es un trabajo, que es un trabajo de parto, que está mutando, que se hace el invencible, el invisible, que no puede atraparse, que la falacia de la posesión de los cuerpos y que está tan bastardeado el asunto. / Elogio de la naranja completa, ponele. (Son un peligro las metáforas). (Y ahora me doy cuenta que por ahí puse una frase a la que llamé "de cabecera" de McLuhan en la que todas las palabras de todos los idiomas son metáforas y si, propiedad transitiva, si, este será el año que vivimos en peligro claro, porque mal que me pese es así, es verdad, son un peligro las palabras.) / Transcribo un capítulo de una novela que vivo corrigiendo y que no tiene pinta de publicarse nunca en el que se explica la historia de las medias naranjas, pero con su contenido original que es LGBT entonces me ablando y me sigue gustando y la comparto. El deseo de unidad. / Puede ser suavidad y calidez también, si, un ahora difícil de apresar, que se retiene con ternura en el pecho, amor sobre el cielo azul que no cesa.

NOVIEMBRE

44. Lispector

Gracias a Facebook sé que viví 45 años sin leer a Lispector y no me lo perdono. Algo me dice Clarice en noviembre, que escribo por peligro de semiparálisis, a pesar de Clarice, gracias a Clarice. Y a Heidi. Las palabras me tocan, Lispector varita de hada madrina. Ahora es Nietzche el que habla "No hay superficie bella sin una profundidad espantosa." Los fantasmas y las filiaciones que se eligen. No pude escribir más por andar escribiendo. Y me cuesta cerrar, creo que digo varias veces eso.

45. Tacto

Prosa poética. Creo. No sé. Sé que no puedo decir una palabra sobre eso que está ahí. Eso es.

Poesía.

Me hice la chistosa y me lo tomé literal. Ni se molesten en pasar por acá.

DICIEMBRE

Ignoro quiénes son nuestros maestros, pero sé que soy lo que sé, que puedo estar cerca. / Entramada como en una red de foquitos de navidad, todos solos pero unidos por la corriente y esperando que se nos encienda. El amor es un malentendido extraordinario. / El Merlot me acompaña en sentimiento. Mi estilo de vida es esperar ser rescatada de la silla y arrojada a la montaña. Claridad. Parálisis. Altura. Soy lo que me queda de yo. La altura me estimula, me estiliza, me pide pista. Soy un coso que escribe, un masacote que proyecta, una dispensadora de lenguaje que no entiende el mundo pero lo describe de a ratos.

El budismo tiene la extrema complejidad de lo simple. Se muerde la cola. Se devora a sí mismo. Lo entendés enseguida y te parece idiota e inútil. Lo pensás un poco más y te parece imposible y excesivo. Lo tenés cuando no lo tenés. Cuando era una nena lo entendía y ahora me paso la vida siendo una adulta que trata de entender lo que ya entendió. Intentando.

Entramos por una vez en el cuadro, en la foto, papá mamá y yo, gracias a la mirada de mi madrina. Mi casa, el mejor lugar, gracias a mis padres. Tiendo a querer todo, porque los tuve a ellos. Tiendo a creer que todo es posible, porque ellos lo hacían todo posible para mí. De la pregunta odiada "¿a quién querés más nena, a tu papá o a tu mamá?" a construirme independiente y roja, después de una par de ecuaciones mal resueltas. Y de ahí al blog que es como un continuum sobre el amor y el registro de lo efímero.

Demoras en los planes escriturales a causa de lesiones evitables. O de cómo ser bajita influye en tus ínfulas de controlar la materia de un modo un tanto excéntrico. O de obsesionarse con la humedad y un platito. Es a causa de este "accidente" que el "balance" del segundo semestre vino a parar enterito a este post (lo iba a dividir con el anterior) en las últimas horas del último día del año. Puf.

/ / / / /

Y hoy, claro, que toca META.

Me emociono. Como una idiota.

Hace mucho calor, me duele un poco el brazo, no, me duele bastante en realidad.

Fueron varias horas las destinadas a hacer este post, no sólo por lo que se escribió en él, sino porque hubo que leer seis meses de trabajo.

No sé por qué uso la palabra trabajo. Seis meses de palabras.

Faltan tres horas cuarenta minutos para los brindis.

Es la semana 52 de un año intenso.

Las cosas terminan ahí donde uno las deja o donde nos dejan pero no parece que se trate de un solo tiempo y lugar.

Para evitar seguir en modo QWERTY, con las manitos en el teclado esperando vaya uno a saber qué iluminación que cierre con belleza este espacio construido minuciosamente, me regalo un juego habitual. El de pasar el dedo con los ojos cerrados, el de la consulta al óráculo, el que dice que en la pregunta está contenida la respuesta. Cierro los ojos y muevo el mouse y uso el cursor de dedo para elegir una verdad en la cual suspenderme. Entregarme. Desplazarme. El tejido simbólico de mi vida está hecho de estas hazañas en las que las palabras, de quien fueren, me reclaman y relatan. Basta ya. Ya está dicho. El azar contiene su respuesta. Gracias por el viaje.

amor sobre el cielo azul que no cesa

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