26. Prolijidad
[28 de junio 14:47 hs]
No tengo idea de cómo llegó esta palabra a la lista. Bah, qué aclaración ridícula, nunca tengo mucha idea, pero en este caso, nada de nada, cero al as. Me agarro de los diccionarios, como siempre, a ver qué me sugieren (no estoy escribiendo muy prolijo que digamos). Algunas pistas aparecen. Lo del detalle era de esperar. El cuidado el esmero. El uso cotidiano lo liga más a la cuestión del aspecto personal ¿no? (voy medio muerta ahí, aunque últimamente me pongo media pila). La RAE asombra un poco porque lo primero que dice de “prolijo” es “largo, dilatado con exceso”. Definición 1, eh. La 2 se ajusta más al uso nostro, y la 3 larga “impertinente, pesado, molesto” (uff, al final puedo ser super prolija). Google se pone más detallista que la Academia, más prolijo podríamos decir, aunque no declara fuentes. Espeta nomás, así, de una. Coincide con la tremebunda definición 1 de la RAE pero aclara que esta cosa de largo, denso o pesado se refiere a relatos, o discursos o a personas que se detienen demasiado en los detalles escribiendo o hablando. Auch. Touché. Dan algunos ejemplos que oscurecen. No sé, parece una conspiración diccionariológica que intenta hacerme mal. ¿A ver qué dice el mío, el de carne y hueso (ponele)? (Qué mal que estoy, acabo de decir que tengo un diccionario “de carne y hueso” con total tranquilidad). Me copia a la RAE, pero se pone más peyorativo, porque en la 2 bate “demasiadamente cuidadoso o esmerado”. ¿Demasiadamente? Muchachos…
Ahora, qué intriga, eh. Es como si la palabra tuviera dos sentidos contrapuestos, o si su extensión, amplificación, pesadez viniera por el exceso de lo nimio, del detalle. No voy a abusar de la etimología para no ponerme prolija en este sentido que no utilizamos y que parece haber sido el primero que le hemos dado (estoy escribiendo distinta mi letra q, estaría necesitando un grafólogo me parece). Este blog es un exceso, eso está claro. Estamos en la semana 26 lo que significa que hemos llegado a la mitad del año. Y yo ya posteé como dos o tres veces que tengo que mirar qué corno es lo que estuve escribiendo desde el 1 de enero hasta ahora porque, uff, primero que no tenía idea que iba a tomar estas características tan, digamos, personales la cosa, y segundo que me parece que en cualquier momento voy a contar lo mismo varias veces (como en este caso de mi preocupación) así que más vale y lo soluciono de una buena vez. ¿Qué mejor que un repaso entonces? Ajá. Del primer semestre de “Mis Blogorias”. Allá vamos.
[3 de julio 15:50 hs]
Leo el estado de Facebook de María Pía López el 2 de julio y, salvando muchas distancias y más de un detalle, pienso que lo podría haber escrito yo sobre la experiencia que estoy haciendo en este blog. No, no, pará, no es eso. Pienso que me gustaría haberlo escrito, eso (ahora sí).
“Escribo, estoy escribiendo, un libro cuyo género desconozco. Un poco ensayo, un poco recuerdo de conversaciones, una historia de una amistad, una reflexión sobre la época política. Lo que no desconozco es que la escritura, y en este libro más que en otros que haya escrito, es un modo de la memoria, el intento de tratar de que las cosas permanezcan mientras son pensadas y porque son pensadas, porque con el lenguaje construimos un alojamiento posible para lo vivido y le permitimos vivir en ese estado, porque el silencio es intemperie y la violencia imposibilidad de la palabra. Escribo un libro cuyo género desconozco pero no tengo dudas sobre su tiempo: es exasperación del presente pero para ser leído, por mí misma, en el futuro.”
El prolijo plan del repaso es bueno pero estoy jugando mal con la deadline del domingo. En fin, apechugaré. Arranco con la lectura de mí misma (miedito me da). No esperen sinopsis ni nada muy coherente que digamos. Bah, no sé qué esperar de esta lectoescritura así que no se hagan ilusiones de ninguna especie (¿por qué mierda estoy haciendo tantas aclaraciones estúpidas? Tengo suerte de tenerlxs, son realmente pacientes). Directo a la máquina porque si, estoy en el horno del cierre, nada de cuaderno. Basta. Allá voy primer semestre, dejé para visitarte el mismísimo último día (terminás realmente hoy semanalmente hablando, viste como son las cosas).
ENERO
El proyecto, LA LISTA. Las 52 palabras o ideas venidas de vaya uno a saber dónde que son el mapa de ruta del año y cuya mitad ya ha sido visitada. “Un blog que también es un semanario. Ficción, autobiografía, ensayo. Lo que salga, pero pulido y encerado. Algo así como la disciplina del corazón abierto.”
Mi perro. Mi fabuloso perro. Arranco contando cómo llegó a la cuadra, el día que se peleó con la doberman de enfrente y que se transformó en el tipo querido del barrio. El abandono de los que le prestaban un trapo. La lluvia por la que le abrimos la puerta. Mi perra la Negrita, 44 años atrás, que llegó por consejo de la Señorita G. dado que no quería dormir sola ni a palos. Las vacaciones o la perra, cruel opción propuesta a los 6 y elegí las vacaciones me cacho en dié. El intento a los 12 con el cachorro (con moño) de regalo de cumpleaños, que mamá no aceptó. Vuelta al presente del Pancho madalena: la cucha, la pelea, la veterinaria diciendo “es viejo, si no lo quieren traer a cada rato van a tener que entrarlo”. Pancho adentro y al fondo, para que no se pelee con los gatos. Es fácil amarlos.
Cuento que estoy sorprendida porque el 01 fue fácil porque el Pancho es mi perro, pero de feng shui no tengo idea. Y que escribo en un cuaderno, donde pongo el título del post para hacerme “la prolija” (remarco porque es la palabra de hoy, se lo merece). Busco en Wikipedia (será un salvavidas constante, como Google, la Real Academia Española y el diccionario etimológico de esa página chilena que tantas alegrías me ha dado). Viento y agua, eso es literalmente el feng shui, además de la ocupación armónica del espacio. ¡Ah, qué gracioso! Arranco hablando del cine y de mi abuela, pero noto que me voy por las ramas y dejo una anécdota preciosa para contar cuando llegué al post “Mi Abuela”, que ya pasó, pero en el que hablé de la otra, de la materna y no de la paterna. (Esto me señala que hay material inexplorado aún, bien ahí). Ir a ver Fantasía a los 4 años y salir muerta del susto. El antecedente directo del miedo al tornado de El Mago de Oz y el origen de mi pánico al viento. No me toquen el Chi. El agua en la pelopincho de la tía M. y el paso en falso que me llevó a la parte honda de una pileta de verdad. Salir de los pelos gracias a papi. Los 17, el ingreso al profesorado, tirarme del trampolín y no llegar nunca al fondo. (Me está quedando claro que lo mío no es ni el agua, ni el aire. Definitivamente soy un bicho de tierra). (Y el fuego me cae bien). (La anécdota de la pileta es bastante jugosa, acá queda muy reducida). La filosofía china, lo conocido y lo desconocido, el cielo y la tierra (qué lindo que piensan estos tipos). “El segundo paso del año está dado. Creí que en esta semana iba a aprender secretos para acomodar muebles y sentir la dicha recorriendo los rincones de la casa. En su lugar un viento fresco puso algunos recuerdos en orden: recuperé la armoniosa imagen de mi dormitorio que encabeza esta página y dejé que el agua de la vida se revuelva en una pelopincho, en la que papi puede sacar pescados gigantes y yo me divierto a caballito de la espalda mojada de mamá.” (Uy, se me está haciendo un poco largo esto, en fin, sigamos).
Quiero aprender a tocarlo por culpa de New Orleans. Calco de la infancia: “TV es cultura. Me aburre, la apago y leo libros”. Adherí hasta Twin Peaks (¡que vuelve en 2017!). Ohhhh, la música y la forma en que mami y papi se conocieron :-) <3 Lucía Micarelli, la violinista de Tremé (le sigo dando vueltas a la idea ¿arrancaré en el segundo cuatrimestre?). Aprender guitarra de los 7 a los 15 en la Academia Mozart. El salto a los campamentos. La transmigración al walkman. “Ahora ando con ganas de tocar el violín, pero eso es por culpa de Annie Tee. Tal vez lo mejor sea aflojar con el entusiasmo e intentar sonar como ella mientras escribo. Los violines de mi big bang estarán presentes igual que el Salado, cuya costa bordeo cada vez que salgo a caminar. Ahí descansan las cenizas de mis padres, justo enfrente del lugar donde se conocieron. Yo me sostengo en aquel flechazo y sigo viaje.”
Ah, qué precioso como arranca: “La verdad de la milanesa es que de “huerta hidropónica” no sé absolutamente nada. Pero nada de nada.” Dos gotas de agua con el principio de hoy. Y lo voy a encontrar varias veces más, seguro. Tengo que controlarme de ahora en adelante. En todo caso escribirlo en el cuaderno y luego tacharlo. Ya está visto que no tengo idea, ¿para qué seguir repitiéndolo? Sigamos: S. la mano verde de casa. De la contemplación a la pereza un paso. “Mi casa”, edificio B, departamento 1, Morón (ya sé, es Villa Tesei, y encima ahora es Hurlingham, pero yo soy de Morón, se lamenta). El mejor lugar del mundo, la cuadra vertical. Digo por primera vez “blogorias” me parece. Verdura y niñez. (((Jaaaa, de golpe siento que esto es como un programa académico cuyas clases están desarrolladas en cada post, juuuuaaa!!))). La historia de la berenjena. Oh, caigo en la cuenta de que mi voracidad por conocer tiene límites, y que la idea de aprender sobre estas cosas en un mes era totalmente ridícula, además de que tuvimos 58° grados de térmica!!! (ya me había olvidado, cierto, si, casi nos cocinamos). “En este mes que hoy está cerrando me queda claro que tengo 52 líneas en esta lista pero un solo territorio: la escritura.” Pero no termina ahí, sigue: mamá orgullosa siempre, la inclinación por las abstracciones frente al mundo práctico, el día que limpié el aula en quinto grado. Y cierra un poco rápido pero más o menos se la banca. (Nota: este post queda archivado en Febrero porque estrictamente lo subí el día 1, apenas pasadas las 00:00 hs. Aunque el sistema me permite cambiarle la fecha, y lo correcto es el 31 de enero, el archivo lo hace de este modo. Y a mi me perturba. Y por eso lo comunico. Si, yo me perturbo con cosas de esta calaña. Está en mi ADN TOC. Qué hermoso tanta sigla junta, prosigo).
FEBRERO
Deriva sobre el tiempo de la escritura, o los tiempos cuando se escribe. Los hechos tal cual son y los tiempos en que el hombre era libre de multimedios. La esencia de las cosas se nos diluye en la jeta. Mis muertos. La muerte como el único hecho “tal cual es”. Mi canario Carlitos y su sepultura. El abuelo italiano, zapatero y fascista, un señor dormido en un cajón. Mi madrina. La mejor madrina del mundo, a la que le pasa lo mismo que a Carlitos. La mejor muerte según mami, porque se acostó a dormir y nunca se despertó. El día que aprendí que llorar estaba bien. La muerte violenta en el paisaje infantil: el vecino que me regaló una rosa. Aprender de la tristeza dulce y sabia que supe tener cuando era nena.
¿Qué quiero ser cuando sea grande? Digamos que ser, más o menos. Hasta ahora lo que se me da bien, parece, es siempre principiante (casi zen) pero por efecto colateral. Me enamoré de la palabra ASTRONOMÍA a través de papá. Los experimentos sociales fracasados: la cooperativa de papi y mi club de lectura, herbarios y fútbol a futuro. El C.U.P.E.D., mis contactos con la computación en sus inicios. Los planes con papá: de perito mercantil a doctora en ciencias económicas, pasando por formación en computación apenas empezada la década del 80. No contábamos conmigo: a la mierda los planes, ser feliz es ser profesora de educación física. Ingresar al INEF: primero no entro, después entro. Oh, soy torpe y piden demasiadas cosas. Pero ¡más ohhh! ¡Por primera vez tengo materias humanísticas!!! Ahhhhh, qué placer. Psicología (no el menjunje que preparé en el ingreso, no, una profesora tan tan polenta que la echaron si no me equivoco). ¡Y filosofía! “Al fin un tipo de organización del pensamiento que sentía plena, integral, algo como para lo que estaba hecha.” Me fui a psico. “Fue así como la niña astrónoma, que fantaseó un breve período con ser monja, diseñó un futuro perfecto ligado a las ciencias de la administración y optó finalmente por la alegría de jugar con otros, dejó su primera carrera a medias. No sería la última.” ¿Qué soy? ¿Ama de casa? ¡A mucha honra! Pero también soy muchas otras cosas. “Y este blogario es mi telescopio. O sea, también soy astrónoma. De interiores.”
En quinto grado me interesé en la meteorología, mirá vos. Del pluviómetro al registro de temperaturas máximas y mínimas (mis primeros pasitos TOCs). Las piedras como mi gran amor del coleccionismo. La piedra violeta de la abuela Paulina en mi escritorio, acerca de la simbología personal. Las lluvias y el miedo a la inundación (en tiempo real, lamentablemente). “(...) es sábado a la tarde y estamos en plena tarea de recuento de los daños. La de ayer no fue una lluvia. Fue un temporal de viento y agua. Parecido a un huracán (titularon algo por el estilo). Hubo pérdida de vidas. Tres muertos en la provincia, dos aquí nomás, en la otra punta del puente que los vio conocerse a papá y mamá. Muchos, muchísimos árboles se perdieron, más vidas que se cuentan de a miles. Y lo meteorológico conspiró contra los servicios: luz, agua y teléfono, todos afectados. Nosotras esta vez la sacamos barata.” Recuerdos de la vida después de inundarse: del coleccionismo al minimalismo. La amenaza de los objetos, el caso de “la marera”. Vulnerable y agradecida, mejorando hacia la noche.
La ruta del renglón, escribo todas las mañanas como quien sale a correr (oh, qué épocas puedo decir ahorita mismo). Correr, lo que se dice correr, me gusta siempre y cuando tenga un objetivo mayor y altruista, que le de resultados a un equipo, ponele. Pos ahora camino. Acerca de los pasos y las palabras. Foto de algunos de los primeros pasos y del primer día de clases en el mismo lugar: la vereda de la escuela. La actividad física unida a otra cosa: el runPancho y la TVBike. Correr tres kilómetros de una por primera vez. El problema de trabajar por un resultado. No será running, será raning. Los 12 km. y el NaNoWriMo (borrador de una novela de 50000 palabras en un mes, aunque sea para tirar a la basura). Ajá! In your face! (La mía, o mi miedo, o mi creencia de no poder. Tomá!!! Lo logré!!!). Lo difícil en los pasos y en la escritura siempre es el medio (el segundo acto, ponele).
MARZO
Money, money, amor-odio. Pertrecharse a fin del 2015 ante la devaluación inminente. La educación económica que me dio papá. Mami, la radio en la cama y mi primer crédito. Mami, la terapia intensiva y mi último regalo. Primeros contactos con la computación: sector caja, fósforo blanco, Unix. Rediseñar una planilla y hacerme amigota del analista. La innovación como sentido común (o viceversa). Comprar mi primera compu con el subsidio de desempleo, pero al proveedor de mis ex-jefes. Empezar una carrera por no tener un mango para un curso. Tener teléfono en los 90. Tener internet en los 90. Tener tarjeta de crédito en los 90. Comprar en Amazon y tener plazos fijos por una indemnización, por primera vez en la vida, en diciembre del 2001. La radio-duelo, las heridas abiertas y la aventura de imaginarme.
“Dame una rutina, discipliname, y haré algo de una vez por todas.” Renovar contrato con el mundo. Hacer memoria. Identificarme con la mala onda al levantarse de papá. El chiste de llovió/limpiaron. Un ratito más: el padre del snoozer. Los mates de papá al levantarse. El cigarrillo. Mamá, la promesa y mi tortícolis. La apuesta con papá por el auto. Dejar de fumar por amor a una asmática. (“Lo hice por mí, pero pude hacerlo porque sentí que lo hice por ella”). No saber nada del futuro. Ver que es consecuencia del pasado. “(…)volver todos los días a abrir los ojos al mundo debería convertirse en un rito de celebración.”
Devaneo total en el que describo dificultades para escribir, como el calce de un guante pero desde la perspectiva del dedo. Minuciosa descripción (insólita por cierto) de las lapiceras con las que fui escribiendo el primer cuaderno de mi blog (a mano, todas las mañanas, hasta el momento que estamos analizando). Las cartas como “(…) el antecedente más claro de esta interioridad hecha letra.” Escribirle a L. porque se quedaba dormida y me dejaba con las ganas de seguir hablando. El blog antes del blog, sus inicios, The L Word. Hacerme pirata: el primero te lo comprás, el segundo te lo bajás. Howita y el Subtituling Team. / CONTINUARÁ.
Hablar de humor me pone seria y quedo seca. Mi manía por hacer reír y la compulsión cuando da resultado. Breves notas sobre el humor de mi familia (pero no desarrolladas, podría en alguna otra entrada). El problema de arrancar cada post: saber sobre qué escribir. Un problema que acá no tengo, pero no sé cómo recapitular. Solucionarlo con un “previously on…” Hago síntesis, lo cual es horrible, y lo logro. Paso a lo que fue mi primer blog, disparado por el increíble mundo de lxs subtituladorxs en la red. Ser anglo-disminuida. El C-Box del sitio de Howita. Chatear durante el 510 de TLW (esto tiene mucha jerga, es difícil de resumir o lo que sea que estoy haciendo acá, que lo vengo haciendo hace muchas horas y ya estoy que me desmayo, eso me pasa por dejar todo para último momento, ya entré en la última hora del domingo y todavía no tienen nada de formato esto, encima sabemos cómo es, si me paso en la hora por más que acomode la fecha después esto me lo va a… a no, pará, ya estamos en julio, me lo va a archivar igual en julio, todo bien, puedo seguir cansádome y cansándolxs tranquila). En realidad lo que pasa es que es una historia muy larga la de las C-Box Girls, lo mejor es dirigirse al capítulo en cuestión y leerlo ahí. He dicho. Chin Pun.
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Y vamos a cortar. ¿Abrupto? ¡Para nadísima! ¡Tiene un montón de semanas el año y ya llevamos la mitad!!! Esto que se ha reseñado es más o menos la mitad de la mitad. Dejamos algo para la próxima. ¡Muajjaaaajjajaajajaaaa!!!!!! Así creo un poco de suspenso, y conservo la salud dado que son las 0:30 del lunes 4 de julio. Además tiene lógica listera, lo mismo que apliqué entre las semanas 11 y la 12 justamente es lo que usaré acá, la fabulosa herramienta narrativa del...
Nos vemos en la próxima.