27. Calendario (¿en qué parte estamos a esta altura?)
[domingo 10 de julio, 20:30 hs]
Ya escribí unas cuantas cosas para este post, y tengo muchas que escribir todavía. Pero voy matizando con un poco de diseño y me pongo a cargar la foto que lo va a ilustrar. Entonces me dan ganas de quedarme acá hablando de esto. Tiene más gracia si la comparamos con la foto del post anterior, pero no quiero traerla, voy a tener que pedirles que piquen si quieren. Se trata del mismo lugar con unos... cuarenta años de diferencia, pero no quiero poner una al lado de la otra tipo "antes y después". Al dejar a cada cual en su lugar la "y" es más una unión que una barra divisoria. Como si la ecuación "antes y después" diera como resultado "durante". No soy ajena a esa nena en bici con casco de cartón, para nada. Ni a ese palo borracho inmenso que no he tenido el gusto de ver ni en semilla que recuerde, pero que ahora da sombra sobre el lugar por el que paso con mi bici una y otra vez. No es que me ponga cuántica, un poco poética quizás, pero es que este blog me lleva constantemente a eso, a sentir todo presente, una y otra vez. Y hoy encima toca calendario.
Esta podría haber sido también la foto de mi post "introspección". Me siento esos árboles, con raíces ahí, donde corrí descalza y anduve en las caravanas de bicicletas más felices del planeta. Me siento ellos también porque se ve que tienen sus añitos, y es grandioso crecer. Encima un palo borracho preside la imagen y hay algunas asociaciones ya, como diría, casi tradicionales en mi vida y figura con el malbec al respecto, pero también con uno en especial de la costanera santotomesina, en el que me gusta apoyarme cuando me siento a mirar el río. Nadie puede asegurarme que no se trata del mismo. Cuando me siente acá, también voy a estar allá, mirando el río de mi bicicleta pasar y pasar.
(Gracias, muchas, a G. por la foto. Sos mi corresponsal en casa :-)
[09 de julio, sábado a la noche]
Debo retrotraerme a una noche quizás (ya no recuerdo) de diciembre de 2015. Momento en que decido inaugurar este blog y elaboro con frenesí la lista que me guiará este año. Y en la posición 27, automáticamente, en un gesto canchero, evaporo la palabra “Calendario” de mis dedos pero le sumo un paréntesis cuestionador que dice: "(¿en qué parte estamos a esta altura?)". Voy a repetirlo, para que tenga el suficiente énfasis, y vamos a sumar cursiva y negritas al asunto dado que la forma también es contenido, me pregunto, es menester que lo haga en tiempo presente porque me lo indico desde el pasado y asociado al calendario, así que me pregunté y me pregunto, sí: ¿EN QUÉ PARTE ESTAMOS A ESTA ALTURA? Hacer una lista puede ser algo vertiginoso si uno no sabe de dónde viene y dónde va por lo visto. A ver Norma Elisa, niña inteligente, recapitulemos aquí, frente a todos. Iniciaste un proyecto al que bautizaste Blogario52. ¿Si, me seguís? Muy bien. ¿Por qué le pusiste ese nombre? Dale, contestame, no te pongas tímida. Ya sé que te están mirando todos, no importa, ajo y agua. Muy bien, al menos te acordás de eso. Así es, le pusiste Blogario52 porque es un blog medio diario pero semanario (si, si, ya sé, lo que me importa es la otra parte, la del numerito, no te demores) y lo del 52 lo pusiste porque… porque… ¡es la cantidad de semanas que hay en el año! ¡Muy bien niña Norma! Ahora, un pequeñísimo acertijo: si el año tiene 52 semanas, y estás en la semana 27, ¿a qué altura del año estás?
... ... ... cri cri ... ... ...
Acabamos de superar la mitad. Era facilísimo. No puedo creer que me lo haya preguntado, por más vértigo de lista que tuviera. O sea, en cualquier otro momento de la lista podría dudar, ¿pero justo prácticamente en la mitad? ¿Hay momento más fácil de calcular? Yo le agradezco mucho a Howard Gardner y su concepto de las inteligencias múltiples por mantener a flote, en un momento crítico como este, mi autoestima, que siempre fue a prueba de bala por cierto, pero se ve que está llegando la autocrítica a mi vida y la pregunta del título de este post es muy muy bochornosa. Tremendo. En fin, pasemos al tema de la velada (un decir). La semana anterior encaramos el pasado de este mismísimo blog en bicicleta. Esa imagen elegí para zambullirme en lo que se viene escribiendo aquí desde enero (me encantó eso de “se viene escribiendo” en lugar de “vengo escribiendo”, porque la verdad es que esta cosa se autoescribe, medio criatura abisal como para llamarla de algún modo). La “prolijidad” me pegó de revisitarme por miedo a la repetición, por evaluación, por una especie de parate, andá a saber. Y reseñé, o más o menos algo por el estilo, el primer trimestre (ahí hay otra perlita numerológica de mi parte porque hablo de la mitad del semestre si mal no recuerdo, en ningún momento se me ocurrió pensar que una palabra definía esa fracción con más exactitud y síntesis). Bueno, hoy vuelvo por la segunda mitad del semestre, tengamosmé compasión. Revisitemos las aguas que corrieron de abril a esta parte por aquí. (Algunas reseñadas el sábado, otras el domingo, otras el lunes. Acá el calendario se despelota).
ABRIL 13. Método A llorar al baño, y envolverme en toallones después de la ducha, ambas metodologías con aire de familia. Cuando un desvío se repite es parte del camino. El día que quise ser Cecilia Rossetto. Mi primer taller de teatro. El día que una biblioteca me recomendó a una persona. Ir a un estreno y que me vuelen la cabeza. Quiero, quiero, quiero: de manejar la video a saltimbanqui, hacer teatro. “Al andar se hace método y al volver la vista atrás, y organizar mentalmente el recorrido, se tienen sospechas de cierta metodología. En este vistazo en particular asoman los desvíos, las moralejas de la repetición y los “quiero quiero quiero” como constantes en mi forma de hacerme a mí misma, a medida que recorro lo que vivo. Pero la palabra que podría englobar la gloria de las elecciones más vívidas es una sola: intuición.” Uff. Y para cerrar, un concepto japonés: wabi-sabi. 14. Harinas e intestinos La épica del nacimiento: doce años en la estrellita y la indecisión de llegar al mundo. Crecer pensando que iba a medir 1,70 m. y terminar como la primera de la fila. Volverme geoide. La hepatitis y la gran duda: ¿no me molestó quedarme quieta un mes porque era una aplastada o soy una aplastada porque estuve quieta un mes? Sentir que lo único que hace falta es recordar lo que sabíamos cuando éramos chicos. La manía de imaginar cosas cómo “¿de qué me salvé gracias a qué?” Recuperar la cosa menuda y cabezona de la infancia. “La sensación es que retrocedí unos casilleros y seguí otro camino probable, uno que tal vez habría sido menos ríspido sin la hepatitis. O no. Tooooodo está en el terreno de la especulación. Pero sé que ni la genética ni la cultura nos definen. Ayudan mucho, pero los huevos y las gallinas de nuestra vida siempre pueden ser puestos en distintas perspectivas. Una gran cosa.”
15. Son muchas las semanas en el año, el tiempo es precioso Extrañar para siempre a Vero. El poema es mi fuerza. 16. Conexión La aparición de lo invisible. Lejísimo de poder explicarlo, preferir los hechos, entonces referirme a la conexión universal: mamá. 1) El desmayo en el baño y saberlo al instante. 2) Saber en el estribo del cole que mamá estaba internada. 3) Antes de morir la que supo fue ella: no sufras, me pidió, volviendo desde quién sabe dónde a protegerme. “No quiero reducir ningún espasmo de vértigo a su anécdota. Cuando pienso en la conexión lo hago desde algo que no puedo transcribir en absoluto, y es primordial. Siempre. Acercarme a ello es todo lo que me importa en la vida.”
MAYO
17. Elegir cuidadosamente mis palabras Me tomé muy a pecho la consigna de esta semana. Las cuidé tanto tanto que sólo escribí un poema. Sobre lo complicadas que son las palabras, justamente. Ah, y puse un epígrafe, nada menos que mi frase de cabecera: "All words, in every language, are metaphors." Marshall McLuhan. 18. Astrología Me decido por una escritura fragmentada. Y soy flor de viva, porque me decanto por combinar mis textos con citas de Octavio Paz que me partieron la cabeza durante toda la semana. Sobre el poder mágico de las palabras y sobre todo, sobre su ritmo, semejante al que rige a los astros. Ah, releo y vuelvo a (((cagarme de gusto queda feo pero es que vuelvo a cagarme de gusto!!!))). Cosmos, el orden que rige las afinidades. ¡Mirá vos! Acá arranco con la etimología. En realidad ya había reparado en el detalle del griego del que viene método, pero la fiebre me agarra a partir de kosmós (y todo lo que se dice acá es como la parte occidental de lo que se esboza orientalosamente en la semana 13 sobre método, justamente). (Quizás esto de repasar todo me haga mal). Oh, dios, corran a leer este post para ver las citas de Octavio. Son soberbias, valen la pena, se los aseguro. Dejen todo, corran."Callamos, decía sor Juana, no porque no tengamos nada que decir, sino porque no sabemos cómo decir todo lo que quisiéramos decir." Gracias Octavio. 19. Meditación Ups, parece que no tenía un buen día y eso de pensar antes de actuar me caía pésimo. Algo así como que tengo todos los sentidos tan abiertos que me empaché. Me pongo a hablar de Vipassana de un modo super tosco (y sigo embalada), engancho con Natalie Goldberg pero me voy por las ramas y dejo todo por la mitad. Paso por Facebook y me traigo una cita de Yourcenar con la que también me enojo (¡OMG!). ¡Ah, genial! Ha pasado un día y escucho pajaritos en mi cabeza y mi enojo de la noche anterior carece de sentido. Lo cual me sirve para explicar que todo estado carece de sentido (por su “pasajeroseidad” ponele) y acerco mi opinión personal de lo que estaría siendo para mí el budismo (no sin antes dejar de quejarme del uso pelotudo new age globoludo que tenemos que soportar últimamente). La luz está siempre, aún en la más albóndiga oscuridad. Retomo lo que dejé abierto de Natalie y Pai Mei (este post es medio delirante pero es muy libre, me siento bien mientras lo leo, quiero decir que siento que estaba bien mientras lo escribía, no, no es exactamente eso lo que quiero decir, no importa). Paso por la historia de mi nombre y el aria de la Callas. Y llego a esta conclusión: “Hoy me siento segura. Todo el día me sentí segura. Plena. En mi centro. Ahora es así y es todo lo que importa. Cantan los pájaros también, y la luna tiembla igual que yo, entonces me lleno de templanza. Que a veces, desde un centro en el que intento morar, ondulante, es como decir anhelo, o sintonía, o sinfonía. O amor. Entonces medito, cabalgo la ola de lo pasajero. Su misterio. Y las estrellas están ahí. Son nuestras.” Qué genial, hoy me siento así también. 20. Para un post semanal ¿seis escrituras diarias y un sabático? Me enredo en sistemas sofisticados para hacer las cosas, que decaen, o devienen, o o. Y mi preocupación queda evidenciada por semejante título en esta entrada. Mucha preocupación. Pasa un día y creo que todo se reduce a que estamos siempre en medio de una conversación. ¿Qué fuego alimentar? ¿Cuál es el límite? Somos jerárquicos y eso me martiriza. La verdad que leyendo este post es sencillo ver que veo que todo está muy mal, quizás hasta más que siempre, y que no sé qué mierda hacer conmigo misma. Y no tengo demasiada respuesta a eso, ni en el post, ni ahora. Mi lucha con las palabras me resulta bastante idiota en los momentos en que me pienso así. Lo es, claro que lo es. Y si, pienso en la moneda del absoluto, en sus dos caras, ruego que caiga de canto, sueño el gran sueño (el de Lynch, el de Trotsky) y cuento que mis hábitos se fueron al carajo y estoy perfectamente fuera de control. Así es. 21. Análogo Ficción. Un “pseudocuentito”, o más bien prosa poética. Algo así.
JUNIO
22. Mi blogario es mi diario ¡al fin! ¡Ma’quediario! Yo quería, si, porque los hay, los hay y son fantásticos pero no me da. Y pienso en Anaïs, en Virginia y en Alejandra. Y los de Alejandra los leo por citas en Facebook porque no los compro por principios, y así llego a través de una cadena de asociaciones, a conocer a Harun Farocki. Y otro posteo de Facebook me saca de las imágenes y el contexto en el que me estaba haciendo pensar Harun. ¿Si? ¿Me saca? No. Me pone en contexto. Es 1 de junio y estamos a dos días de la marcha del #NiUnaMenos. “Ay. Me agoto. Salto de una cosa la otra pero no, eso es una sensación, no hay otra en cada cosa sino yo partiendo de una a la otra, partiéndome, recuperándome, construyendo o devanando idiosincracia, diletándome, enfriándome las manos y los pies, calentándome de rabia en un universo lleno de psicópatas.” Yo fui víctima de una situación de violencia de género, y no me había dado cuenta hasta que escribí este post. Posta. Así que lo cuento, que es también decir que cuento cómo llegué a vivir a Santa Fe, veintisiete años atrás. 23. India Primero, antes que nada, especias. Después, “iooooooooga”. Y si, de una manera u otra, iba a llegar a la homofobia. Una anécdota ingrata con mi profesora de yoga me deja en ese punto, el 12 de junio, el día que amanecimos con la terrible masacre de Orlando. De allí paso a lo que era el proyecto del post: contar la familia numerosa que hemos organizado con S. y nuestros cuatro gatos + perro + gato del vecino. Razón por la que no viajamos ni a la esquina, así que nos hicimos cosmopollitas y hacemos viajes virtuales (ahora mismo estamos en Noruega, por ejemplo). “Esa era la idea. Pero fue. ¿En nombre de qué voy a sostener una narrativa lúdica, un paseo juguetón sobre sabores e imaginarios mientras nos escupen muertos por la cabeza? Pasa todo el día y todos los días, lo sé. Pero es que mientras ultrapacifistas yoguinis se preocupen por la tanta confusión de los homosexuales del barrio, parecería que querernos viv@s no va a ser suficiente.” Recuerdo que “el poema es mi fuerza” y me sostengo en Chantal Maillard. (Ahora me parece que acá, en el poema de Chantal, se contestan algunas preguntas de la semana 20. Va a estar bueno leer algún día todo esto con tranquilidad.)
24. Mi abuela Esta viene de epifanía con recorridos espiralados (por no decir retorcidos). Arranca por papá porque es el día del padre, pero no pasa a su madre (que era lo que tenía previsto) sino a la elección de mi nombre, toda una historia familiar en sí misma. Cuento rápidamente lo poco que sé sobre “constelaciones familiares” y cómo, basada en ese concepto, tomé mi jardín como una metáfora de mi familia. Empecé todo por el padre (oh, qué alegórica ella) dado que Cabrera recitaba el famoso poema de la rosa blanca, así que le tocó a él. De ahí armé derechito y rápido dónde estábamos mamá y yo (ella Santa Rita, yo Primavera). Y bueno, llegué a mi abuela, el tema que me ocupa, una delicada y bella Hardenbergia Violácea, que ya no está más. “No sé todavía muy bien de qué se trató este post. Quizás un poco de la enorme carga de vida e historia que tenemos en la espalda, a la que muchas veces le damos justamente la espalda y no obstante se las arregla para aparecer, colándose en actitudes, en concepciones, en esquemas que sentimos propios y que simplemente hemos naturalizado porque así se hacía en casa (…) Desmantelar/se puede ser un trabajo largo, arduo y doloroso, pero es apasionante sentir que una se acerca poco a poco a lo que realmente es. Y que se inscribe en la tradición de la que deviene, no al revés, como todo a la fuerza parece demostrar.” 25. Azar e introspección (esta lista que sale de sí misma) El dolor y el fin del dolor. En la noche tratando de mantener el fuego, a eso se acerca para mí el paisaje de la introspección. Me acostumbro a estar encandilada y a pasar abruptamente a un espejo de bruma. Todo esto pasa adentro y afuera. Azar. La flor, la marca, la suerte, el hueso. Digo algunas cosas más, sin muchas ganas de decir mucho. Porque lo que quiero decir ya lo dijo Rilke, así que lo repito: “¿Qué es la interioridad sino cielo intensificado?”
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Así llego a la semana 26, la última del primer semestre en la que hago un trabajito como este pero sobre su primera mitad (otra vez a punto de enredarme con las fracciones temporales). Ha sido todo un descubrimiento ver esto más o menos en perspectiva. Un poco forzada, cierto, dejé todo para último momento como bien vengo procrastinando últimamente. De hecho hoy salté el domingo y estoy cerrando cerca de las 2 de la mañana del lunes. Algo nuevo empieza. La semana 28 ya está aquí, y yo con ella. No imaginaba nada de esto en la 1. Nadísima. Mirar fijo nos llena de sorpresas. Como hoy, como esta noche, lunática y dulce, cuya escritura fue musicalizada aleatoriamente por una lista vía Facebook/Youtube. Todavía me acompaña, y lo hará seguramente en el buen rato que falta para que esto se vuelva… ¿real? Si. Afirmo. Real.