32. Corticoide
Clavado que iba a estar enferma mientras escribiera este post. Huevo o gallina, historia de una descompensación anunciada, con semejante título qué se podía esperar. Me demoré bastante porque la verdad no sabía por dónde encarar esto. ¿Corticoide, en serio? Encima, lo peor de lo peor, es que se trató de la semana de mi cumpleaños, no era un anuncio muy agradable el de la lista. Hablo en pasado porque escribo el post 32 en la semana 33. No arranqué a tiempo, me dejé estar y promediando el martes tuve un fuerte mareo. Así de la nada. Tengo la mala costumbre de sufrir de vértigo, muy erráticamente pero de vez en cuando me agarra, por eso no me sorprendió del todo, aunque se dio de una manera distinta a la habitual. Lo más raro era que no pasaba, me suele dar por períodos cortos y esto se prolongaba, incluso aumentaba. Y se sumaron náuseas. Cuando empezaba a asustarme tuve que correr al baño y...
[Acá una se pregunta ¿se cuentan estas cosas? O mejor, ¿para qué se cuentan estas cosas? Me hace dudar esto. Hay como cierta vergüenza en el asunto ¿no? ¿Por qué? ¿Es cagar uno de nuestros actos más íntimos? Que se trate de mierda ¿lo hace aborrecible? ¿Cuándo creamos semejante distancia con algo tan cotidiano? Una Historia de la Caca nos está haciendo falta. Creo que hay por ahí una historia del baño, si no me equivoco, lo cual esquiva primorosamente el centro de atención desde el título. Por lo visto a la mierda siempre hay que ocultarla, taparla, esconderla. Feo, caca. Lo veo con mucha claridad cuando paseo al Pancho. Hay una serie de personas mayores del barrio que nos odian. Si, así de claro. NOS ODIAN. Nos ven llegar a sus frentes y se asoman a las ventanas con ganas de cargar escopetas, lo juro. Es caca, señora, señor, sólo caca, encima mi perro es chiquito, ni siquiera es "mucha" caca. Yo con todo gusto iría con la palita y la bolsita si no me sintiera la única idiota de la comarca. Hay millones de perros sueltos y/o con correa, algunos tamaño mamut, verdaderos mastodontes que defecan en mi frente. Y si, los perros cagan. Igual que nosotros pero sin baño. No es agradable, ya sé, pero es caca, nada más. Caca.]
...la descompostura no sólo me hizo hacer caca, me dejó con unas nuevas, sorpresivas, flamantes y execrables hemorroides.
[Acá una se pregunta lo mismo que antes ¿se cuentan estas cosas? O mejor, ¿para qué se cuentan estas cosas? Hay como cierta vergüenza en el asunto ¿no? ¿Por qué? ¿Es desagradable decir que se tiene un problema en el culo porque está en el culo o porque es un problema? Contar esto tiene tanto sentido como la anécdota de la adopción de mi perro o el día que casi me estrangulo con un chapadur por carecer de reversibilidad. Puede ser más o menos simpático, pero no hablemos de sentido, todo aquí carece de.]
No contenta con el cuadro, complicado de por sí, un par de días después me engripé. Ajá. Colapso total. De la nada. Ardor de garganta una, dos, tres horas, refuerzo de spirulinas, nada, me acuesto con la misma sensación y me levanto en un mar de moco. (El moco es asqueroso pero no tanto como la caca. ¿Es el orificio el que le da calidad a la sustancia o viceversa? La calidad de repugnante debería decir. Es cierto que de chica me gustaba comerme los mocos, bolita. Caca jamás. Hay algo que nos proteje y nos regula aún en la más tierna infancia, creo. Caca, feo. Qué escatológica estoy).
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¡Pero claro! Hago un impasse y leo un posteo en Facebook de Federico Kukso que viene recontra al caso de estas elucubraciones y me acuerdo que ese libro que trataba de precisar un par de párrafos arriba es justamente de él. Bueno, compartamos esta ventolera electrónica de información alineada por partes. En primer lugar, el posteo:
16 de agosto de 2016
En el colectivo una mujer habla casi a los gritos por teléfono. Le cuenta a una amiga, al parecer, que le agarró una tremenda descompostura por algo que comieron el fin de semana largo. "No entiendo", comenta indignada. "Las dos comimos lo mismo y a mí me dio una cagadera terrible. Tengo que salir con un pañal." A las tecnologías les agradecemos por nuestro actual modo de vida pero no por la ubicua hipercomunicación y la muerte del pudor y el respeto por los demás en el ámbito público.
[¿Aclaro que pasó el tiempo, que no hice lo que decía que iba a hacer, que hoy es otro día, sigo como quien no quiere la cosa o como quien la quiere por que si no por qué seguiría? ¿Se cuentan estas cosas, también tan íntimas, y algo detestables, como si fueran las cacas de la escritura?]
"Desde los lujosos balnearios romanos hasta las duchas por prescripción médica. Desde las reuniones en las letrinas públicas hasta la privacidad de casa. Desde los residuos arrojados por la ventana hasta las primeras alcantarillas subterráneas. La historia contada a través de cambios sociales y culturales que hubo en los hábitos de higiene."
Lo que me recuerda que NADA FUE SIEMPRE ASÍ.
NADA.
Esa debe ser una de las cosas más apasionantes que tiene la vida, o al menos una de las que más me reconcilia con el devenir cada vez que las calamidades calan hondo ("calamidades calan", me gusta eso). La humanidad entera se renueva de manera constante, prácticamente no queda nadie por aquí que haya estado 100 años atrás, y si miramos 100 años para adelante, pff... de la actual población mundial quedará a lo sumo alguna japonesa que compita en natación a los 104 años entrenada por su hijo de 87, ponele.
Lo que quiero decir es que sería lógico decir, también, que NADA SERÁ SIEMPRE ASÍ.
Y eso, sea lo que sea y signifique lo que vaya a significar, es muy reconfortante. (Hoy derivamos de la caca a una especie de principio elemental de incertidumbre, que en el medio de esta semana extendida de gripe y hemorroides me resulta alentador. Porque nuestra tendencia es hacia el equilibrio dirían los homeóstatas, o sea que hasta en la más oscura oscuridad del oscuro túnel, si nada va a permanecer, la posibilidad de sanar está presente. Difícil, si, pero presente. Como imaginarán mi caca y mi moco en este planteo son lo de menos (aunque me afecten, y mucho, estoy pensando en otras cosas)).
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La foto que encabeza el post pareciera que no tiene que ver con nada, pero la asocié directo con la palabreja que me convoca. Algo las une en mí. Quizás la soledad de ese banco me recuerda la soledad del cuerpo que perdió el equilibrio.
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"Los corticosteroides (del lat. cortex, —ĭcis, corteza, y esteroide) o corticoides son una variedad de hormonas del grupo de los esteroides (producida por la corteza de las glándulas suprarrenales) y sus derivados.
Los corticosteroides están implicados en una variedad de mecanismos fisiológicos, incluyendo aquellos que regulan la inflamación, el sistema inmunitario, el metabolismo de hidratos de carbono, el catabolismo de proteínas, los niveles electrolíticos en plasma y, por último, los que caracterizan la respuesta frente al estrés.
Estas sustancias pueden sintetizarse artificialmente y tienen aplicaciones terapéuticas, utilizándose principalmente debido a sus propiedades antiinflamatorias e inmunosupresoras y a sus efectos sobre el metabolismo."
Lo que buscamos afuera está en nosotros. Nos olvidamos de producirlo. Apelamos tanto a la solución instantánea, extraña y sintética que ni siquiera sabemos que tenemos esa capacidad. Lo hacemos porque nos duele, porque no podemos respirar, porque estamos muertos de miedo. Para seguir dale que dale, pum para arriba, cuando quizá lo único que necesitamos es frenar un rato y meternos para adentro, hasta que el impulso vuelva a ser realmente nuestro.
Vaya metáfora la del corticoide.
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CODA: releo y me preocupo por el uso del término "escatología" del primer segmento. A veces las palabras me hacen dudar, así de golpe. Entonces voy y confirmo en busca del ratifico/rectifico, por si las. Y en http://es.thefreedictionary.com me encuentro con que...
escatología
(de escato-, último + -logía)
f. teol. Parte de la teología que estudia las últimas cosas, es decir, el destino final del hombre y del universo.
escatología
(de escato-, excremento + -logía)
f. Estudio de los excrementos.
Serie de supersticiones relativas a los excrementos.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
Se entiende enseguida si se mira el origen etimológico, escato = último, excremento. Muy lógico. Pero que usemos la misma palabra para estudiar la mierda y el destino final del hombre y del universo no deja de ser... tremendo. O no. Que todo se vaya a terminar es feo, caca. O bien, mirar fijo nuestros propios deshechos podría darnos alguna pista sobre el rumbo que estamos tomando. En fin. Era mucho mejor cerrar el post donde cerraba, con el corticoide como símbolo epifánico, pero la caca se entrometió para tener su propio digno cierre dado el alto protagonismo en la fecha. Le tuve que hacer un lugar, pobrecita. ¿Y ahora cómo cierro? Encima que es corto se alarga al pedo... ¡Ah! Ya sé, repito, no, retomo fórmula y cierro otra vez. (¿Ves? Lo estás haciendo de nuevo Norma Elisa, ¿para que dar detalles de la caca escritural? Silence please! Dale, a los bifes, terminá).
Vaya metáfora la escatológica.
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